Lo que no consigues con deporte, no lo consigues con nada.
Cuando empiezas con el deporte de una manera disciplinada nunca te imaginas lo mucho que te aportará. Pasa el tiempo y te das cuenta de cómo tu cuerpo cambia, y tu forma de ver la vida también. Ves a las demás personas de una manera más positiva pero sobre todo tienes confianza en que las cosas pueden salir bien. Sientes un nivel de euforia que nunca habías sentido.
Otro momento donde te das cuenta es cuando la gente que te rodea y ha sido testigo de tu cambio, te dicen cosas como: “No hace falta correr tanto” o “estás obsesionado”, etc. Al principio te molesta pero con el paso del tiempo, “te pone”, te hace feliz que te la digan.
Paradójicamente cuando realmente te das cuenta que el deporte ha cambiado tu vida no es haciendo deporte. Es solucionando problemas cotidianos de tu vida. Enfrentándote a tus miedos como nunca antes lo habías hecho. Cuando me di cuenta de esto investigué y descubrí que haciendo deporte generamos una sustancia que científicamente se llaman endorfinas, producidas por el hipotálamo y la glándula hipófisis y sus efectos son parecidos a los opiáceos sintéticos porque producen sensación de bienestar e incluso euforia.
Tuve una etapa de mi vida con los ingredientes necesarios para hundirme, como cualquier persona. La vida son ciclos y a veces pasamos por etapas duras. Mirando con perspectiva aquella etapa no me creo cómo pude salir. Nada ni nadie me sujetaba, bueno sí : “Sujetado por hilo, las endorfinas del deporte»